Representa a las fuerzas maléficas y a las tinieblas que habitan en el Más Allá. Posiblemente hija de Neit que al escupir sobre las aguas primordiales, la diosa creadora del mundo, provoco el nacimiento de la terrorífica serpiente. Es una divinidad negativa sin ojos ni oídos que sólo podía gritar. Su función consiste en interrumpir el recorrido del barco solar para que no pueda alcanzar el nuevo día, y para ello empleaba varios sistemas: atacar a la barca directamente o culebrear para provocar bancos de arena donde el navío encallara. Todo ello tenía sólo una meta: romper el orden cósmico, la Maat.
Apofis era una serpiente indestructible y poderosa a la que había que contener; sin embargo, nunca sería aniquilada sino dañada o sometida, ya que de otro modo el ciclo solar no podría llevarse a cabo diariamente y el mundo perecería.
Para los antiguos egipcios era necesario que el concepto del mal existiese para que el bien fuera posible. Existe cierta relación que vincula a Apofis con Seth, fundamentada por el carácter nefasto de Seth, llevado al terreno del Más Allá. Su vínculo con Atum se refiere al aspecto de éste en el océano primigenio, es decir, cuando el dios solar todavía se encontraba en las aguas caóticas y primordiales. Nos encontramos ante un sistema típico en la mentalidad egipcia: la dualidad aplicada a dos divinidades. Apofis y Atum son dos manifestaciones del sol antes y después de haber establecido la creación (el desorden y el advenimiento del orden). Se ha interpretado que la suerte de Apofis era el motivo por el que, en ocasiones, los cielos se teñían de rojo. El color no era másque la sangre que emanaba de las heridas provocadas a la serpiente. También los eclipses se entendían como obras maléficas de Apofis en su lucha en el Más Allá.
Apofis era una serpiente indestructible y poderosa a la que había que contener; sin embargo, nunca sería aniquilada sino dañada o sometida, ya que de otro modo el ciclo solar no podría llevarse a cabo diariamente y el mundo perecería.
Para los antiguos egipcios era necesario que el concepto del mal existiese para que el bien fuera posible. Existe cierta relación que vincula a Apofis con Seth, fundamentada por el carácter nefasto de Seth, llevado al terreno del Más Allá. Su vínculo con Atum se refiere al aspecto de éste en el océano primigenio, es decir, cuando el dios solar todavía se encontraba en las aguas caóticas y primordiales. Nos encontramos ante un sistema típico en la mentalidad egipcia: la dualidad aplicada a dos divinidades. Apofis y Atum son dos manifestaciones del sol antes y después de haber establecido la creación (el desorden y el advenimiento del orden). Se ha interpretado que la suerte de Apofis era el motivo por el que, en ocasiones, los cielos se teñían de rojo. El color no era másque la sangre que emanaba de las heridas provocadas a la serpiente. También los eclipses se entendían como obras maléficas de Apofis en su lucha en el Más Allá.
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