01 septiembre 2007

Mito de la Creacion Romana


Antes del mar, de la tierra y del cielo que lo cubre todo, la naturaleza ofrecía un solo aspecto en el orbe entero, al que llamaron Caos: una masa tosca y desordenada, que no era más que un peso inerte y gérmenes discordantes, amontonados juntos, de cosas no bien unidas. Ningún Titán ofrecía todavía luz al mundo, ni Febe renovaba creciendo sus nuevos cuernos, ni la tierra se encontraba suspendida en el aire que la rodeaba, equilibrada por su propio peso, ni Anfitrite había extendido sus brazos por los largos límites de las tierras. Y auqnue había allí tierra, mar y aire, inestable era la tierra, innavegable era el mar y sin luz estaba el aire: nada conservaba su forma, cada uno se oponía a los otros, porque en un solo cuerpo lo frío luchaba con lo caliente, lo húmedo con lo seco, lo blandocon lo duro y lo pesado con lo ligero. Esta disputa un dios, o más bien la naturaleza, la dirimió, pues escindió las tierras del cielo, las aguas de las tierras y separó el límpido cielo del aire espeso. Y después que los desplegó y los sacó de la masa oscura, los unió en sitios separados con paz armoniosa. La fuerza ígnea y sin peso del cielo convexo brilló y se buscó un lugar en lo más alto de la bóveda; cercano a él por su ligereza y situación está el aire; más densa que ellos, la tierra arrastró consigo los elementos pesado y quedó apretada por su propia gravedad; y el agua que la rodea ocupó la parte final y abarcó el disco sólido.
Cuando el dios, quienquiera que fuera, hubo de ordenado así la masa, la dividió y, una vez dividida, la distribuyó en partes; primero a la tierra, para que no quedara desigual por todas partes, la enrolló bajo la figura de un enorme globo; después, ordenó que se dispersaran los mares, que se inflaran de rápidos vientos y rodearan las costas de la tierra circular. Añadió fuetes, inmensos estanques y lagos, y encauzó el raudal de los ríos entre riberas tortuosas: éstos son absorbidos en parte por la misma tierra en diferentes lugares, en parte llegan al mar y, recibidos en llanura de aguas más extensas, golpean los litorales en lugar de las riberas. Ordenó también que se dilataran los campos, se hundieran los valles, los bosques se cubrieran de hojas y se elevaran los montes pedregosos. Y como hay dos zonas que cortan el cielo por la derecha, otras dos por la izquierda y una quinta es más tórrida que éstas, así el celo de Dios dividió la masa inclusa en igual número y otras tantas zonas quedan marcadas sobre la tierra.
De ellas, la central no es habitable a causa del calor; espesa nieve cubre a otras dos; entre ambas situó otras tantas, y les dio un clima templado, de claro mezclado con frío. Por encima está el aire, tanto más pesado que el fuego cuanto más ligero que la tierra y que el agua. Ordenó que allí estuvieran las nieblas, allí las nubes y los truenos que perturaban la mente de los hombres y los vientos que producen relámpagos y rayos. El Hacedor del mundo no permitió a los vientos ocupar el aire a su gusto; todavía ahora cuesta impedirles que destrocen el mudno, aunque cada uno dirige sus soplos en regiones distintas: tan grande es la discordia entre los hermanos. El Euro se retiró a la Aurora, a los reinos nabateos, a Persia y a las cumbres que se extienden bajo los rayos matutinos; el véspero y las costas que se calientan con el solde poniente están cercanos al Céfiro. El frío Bóreas ocupó Escitia y los Siete Triones; la parte opuesta de la tierra se humedece con las asiduas nubes y la lluvia del Austro. Por encima de estos colocó al límpido éter, que carece de peso y no contiene nada de las heces de la tierra.
Apenas había marcado así todo dentro de límites fijos, cuando los astros, que había estado mucho tiempo oprimidos por ciega oscuridad, empezaron a hervir por todo el firmamento; y para que ninguna región estuviera sin sus seres vivos, los astros y las figuras de los dioses ocuparon el suelo celeste, las aguas tocaron a los brillantes peces para vivir allí, la tierra recibió a las fieras y a las aves el airemovible.
Un ser más sagrado que éstos y más capaz de una mente profunda faltaba todavía y que pudiera dominar sobre lo demás: nació el hombre, al que o lo creó de semen divino el Hacedor del mundo, origen de un mundo mejor, o la tierra reciente y separada hacía poco del elevado éter retenía el semen de su pariente el cielo, a la que el vástago de Yápeto mezclándola con agua de lluvia modeló en forma de figura de dioses que lo gobiernan todo. Y mientras los demás animales miran inclinados a la tierra, dio al hombre un rostro levantado y le ordenó que mirara al cielo y levantara el rostro alto hasta las estrellas. Así la tierra, que hacía poco había sido tosca y sin forma, cambió y se revistió de figuras humanas desconocidas.


Mito tehuelche de la creación del mundo


Kooch siempre existió, vivía rodeado de densas tinieblas que lo envolvían, sin permitirle ver nada. Fue tanto el tiempo de quietud y silencio, interminable abismo de soledad, que Kooch rompió a llorar largamente, con un llanto profundo y prolongado, y, tanto lloró que es imposible calcularlo.De sus lágrimas se formó el mar llamado Arrok, siendo este el primer elemento base para lo que sería el futuro mundo.

Kooch dejó de llorar cuando advirtió el constante aumento del agua provocado por sus lágrimas, entonces dio un suspiro y creó al viento, que de inmediato comenzó a agitar las tinieblas logrando al fin disiparlas. Aparece entonces la claridad que provoca la alegría y le da aliento a Kooch para seguir creando los restantes elementos que coordinados formaron luego el mundo.

Creación del sol
Ya estaba Kooch rodeado de un inmenso mar creado por el riego de sus lágrimas, sin embargo continuaba envuelto en las tinieblas densas de siempre.
Quiso entonces observar desde lejos su mundo, pero por más que se alejaba todo continuaba igual. De pronto alzó su mano y en un rápido movimiento rasgó ampliamente el velo circundante apartando la oscuridad de la que brotó una gran chispa que continuó el giro de su mano y disipó de inmediato las tinieblas. Miró en torno suyo el maravilloso mundo y bautizó al sol con el nombre de XALESHEM.
XALESHEN fue el padre de la nubes ya que del mar comenzaron a brotar prestas antes el contacto de su tibieza. El viento sorprendido, comenzó a arrastrarlas y tanto las martirizó que éstas emitieron su quejido, que fue el trueno (KARUT) y amenazaron encendiendo relámpagos que iluminaron a los sorprendidos ojos de los espíritus asomados a los huecos del infinito.
Kooch no se desalentó. Desde ese momento ordenó la actividad de los elementos y les dio nombre y función a cada uno.


Creación de la isla

Kooch, no quedó conforme con haber creado al Viento, Las Nubes y La Luz, comprendía que aún faltaba algo, y sobre el mar, hizo brotar una enorme isla en la elaboró la Vida de los seres irracionales, es decir; los peces, las aves, los animales y los insectos.
Los elementos creados al principio (Sol, Nubes y Viento) admiraron la tierra y derramaron sobre ella sus atributos. Así la lluvia regó copiosamente, luego el sol calentó complacido y el viento acarició los valles para que nacieran los pastos que pronto cubrieron la buena tierra.
Desde entonces el Viento dejó de molestar a las nubes , éstas a su vez no oscurecieron más al sol que continuó brindando sus rayos para cuidar y alimentar todo lo creado.
Todos vivían en perfecta armonía y el tiempo transcurría dulcemente en la isla, sin embargo cierto día aparecieron los gigantes maléficos, que cambiaron el ritmo con su perversidad, fue entonces que ELAL decidió abandonar la isla acompañado de los animales que fueron sus fieles amigos y se ubicaron en la nueva tierra.

Los gigantes
Los dos gigantes de la Mitología Tehuelche se llamaban: NOSHTEX y GOSYE, el primero fue padre del héroe ELAL a quién pretendió matar en el vientre de su madre, la nube TEO a la que había raptado y tuvo cautiva en una caverna durante tres días y tres noches. Kooch al enterarse de que el perverso gigante había raptado a la hermosa nube, le impuso como castigo que el hijo que naciera de ella sería más poderoso que él. NOSHTEX enterado del castigo, sintió profundo temor por su futuro y decidió asesinar a la infeliz nube para acabar con la vida que latía en su vientre. Así fue como cumplió su feroz propósito, arrojando los despojos sangrientos al espacio e inundando el cielo de sangre, pero entonces interviene el pequeño TERR-UER (Tucu-tucu) que en acto heroico pone a salvo la criatura llamada ELAL.
El cóndor (Hoiye) que había visto desde la altura la nueva residencia de ELAL, se lo contó al gigante para ganarse su amistad. Una vez más fracasó en su intento de cumplir su asesino propósito ya que ELAL, alterado, creó la selva impenetrable y los hombres. El gigante en tanto regresa a la isla en busca de su hermano GOSYE, monstruo que devoraba a hombres, cazadores y criaturas para que persiguiera a ELAL, está a su vez lo somete a un terrible castigo comprobando que al gigante no le entraban las flechas. NOSHTEX vencido, al igual que su hermano, regresa a la Patagonia convertido en venerable anciano dedicado a curar a los enfermos y heridos, sin embargo ELAL desconfía de él y lo descubre, pero ya el perverso gigante había adiestrado a un cazador infiel y lo enfrenta el héroe. Una vez más la fuerza y el poder de ELAL, destruyen a ese ocasional rival que lo había enfrentado con la ayuda de
GOSYE.


Mito Celta de la creación


En el principio, Dios pronunció Su Nombre, y el Manred (la primera sustanciadel Universo) fue formado. El Manred era un conglomerado de diminutas partículasindivisibles, cada una de las cuales eran Dios y a la vez parte de Dios. La vidasurgió de Annwn (la nada).Fue Partholan el primer ser en llegar a Irlanda. Llegó con su Reina Dalny y ungrupo de compañeros. Vinieron del Oeste, de la tierra de los muertos. Pocotiempo después de haberse instalado en esta tierra, tuvieron que luchar contrala temible raza de los Fomorianos: seres crueles, violentos, deformes ymalignos. Los vencieron después de largas luchas. Los Partholeanosdesaparecerían tiempo después, a causa de la gran Peste.Los Fomorianos retomaron el poder en Irlanda y bajo el mando de sus dos reyes:Morc y Conan, tenían totalmente tiranizada la tierra de Partholan. Fue entoncesque llegaron los nemedios, parientes de la raza de Partholan. Estos dieron unafuerte lucha, pero al final salieron derrotados por los fomorianos. Solo treintanemedios sobrevivieron a la cruenta guerra. Se dice que de estos treinta habíauna familia que se llamaba Britan, y se debe a ésta el nombre actual de GranBretaña.Tiempo después apareció el gran pueblo de Dana. Ellos vinieron del cielo,pues su origen era Divino. Dana era hija del jefe de los dioses Dagda. Losdanaanos se esparcieron por cuatro grandes ciudades: Falias, Gorias, Finias yMurias. En cada ciudad adquirieron conocimientos propios de cada región. DeFalias trajeron la Piedra del Destino, la cual se ponían los reyes al sercoronados. De Gorias Se trajeron la Espada Invencible de Lugh. De Finiastrajeron una lanza mágica y de Murias el Caldero de los Dagda, el cual tenía lapropiedad de poder alimentar a todo un ejército y no quedar nunca vacía.Fue con todas estas posesiones que llegaron a Irlanda. Al llegar seencontraron con los Firbolgs (seres mortales). Estos no aceptaron ningun tipo detratado sobre división de tierras, así que declararon la guerra a los danaanos.Se enfrentaron en Moytura. Al mando de los danaanos estaba Nuada, el de la manode plata, quien no podía ser rey debido a su defecto de la mano. La victoria fuede los danaanos gracias, entre otras cosas, a sus artes mágicas.Sucedió entonces que el pueblo quería a Nuada como rey a pesar de su defecto.El monarca actual: Bres, tuvo que ceder su corona. Poco después Bres se enteróque era pariente directo de la corte de los fomorianos (enemigos de losdanaanos). Así que traicionando a su gente, buscó el apoyo de Balor, rey de losfomorianos, para conquistar al pueblo de Dana. Balor era conocido como el OjoDiabólico, pues tenía un solo ojo y con la sola mirada de éste podía matar aquien quisiera. Pero, por cuestiones de vejez, no podía mantener el ojo abiertomucho tiempo. El pueblo de Dana cayó entonces bajo el yugo de los fomorianos porun largo tiempo.Los danaanos esperaban con ansia la llegada de un Salvador que los libertarade la tiranía en que vivían. Este Salvador llegó por fin con el nombre de Lugh,hijo de Kian y nieto de Balor.Fue gracias a Lugh que los danaanos se enfrentaron a los fomorianos en unagran batalla y terminaron derrotándolos. En esta batalla perdieron la vidaNuada, el de la Mano de Plata y Balor , el del Ojo Diabólico. Para matar aBalor, Lugh tuvo que esperar a que el gran ojo se cerrara para lanzarle unapiedra que se incrustó en su cerebro.


El mito Chino de la creación


Los cielos y la tierra eran solamente uno y todo era caos. El Universo era como un enorme huevo negro, que llevaba ren su interior a P'an-Ku. Tras 18.000 años P’an-Ku se despertó de un largo sueño. Se sintió sofocado, por lo cual empuñó un hacha enorme y la empleó para abrir el huevo. La luz, la parte clara, ascendió y formó los cielos, la materia fría y turbia permaneció debajo para formar la tierra. P’an-Ku se quedó en el medio, con su cabeza tocando el cielo y sus pies sobre la tierra. La tierra y el cielo empezaron a crecer a razón de diez pies al día, y P’an-Ku creció con ellos. Después de otros 18.000 años el cielo era más grande y la tierra más gruesa; P’an-Ku permaneció entre ellos como un pilar gigantesco, impidiendo que volviesen a estar unidos.
P’an-Ku falleció y distintas partes de su organismo, se transformaron en elementos de nuestro mundo. Su aliento se transformó en el viento y las nubes, su voz se convirtió en el trueno. De su cuerpo, un ojo se transformó en el sol y el otro en la luna. Su cuerpo y sus miembros, se convirtieron en cinco grandes montañas y de su sangre se formó el agua. Sus venas se convirtieron en caminos de larga extensión y sus músculos en fértiles campos. Las interminables estrellas del cielo aparecieron de su pelo y su barba, y las flores y árboles
se formaron a partir de su piel y del fino vello de su cuerpo. Su médula se transformó en jade y en perlas. Su sudor fluyó como la generosa lluvia y el dulce rocío que alimenta a todas las cosas vivas de la tierra.


Mito Escandinavo de la creación


En los tiempos en que nada existía, se abría en el espacio un vasto y vacío golfo llamado Ginnunga. Tenía una longitud y anchura inconmensurable y su profundidad estaba más allá de toda comprensión. No había costa, ni tampoco olas; porque aún no había mar y la tierra no estaba formada ni tampoco los cielos. Allí en el golfo estuvo el principio de las cosas. Allí por primera vez amaneció. Y en el perpetuo crepúsculo estaba el Padre, que gobierna todos los reinos y se mueve entre todas las cosas grandes y pequeñas.
Primero se formó, hacia el norte del golfo, Nifelheim, la inmensa casa de oscuridad nebulosa y frío helador, y en el Sur, Muspelheim, la casa luminosa del calor y de la luz. En medio de Nifelheim estalló la gran fuente de donde todas las aguas fluyen y luego retornan. Se llama Hvergelmer, la "caldera rugiente", y de allí surgieron, al comienzo, doce tremendos ríos llamados Elivagar, que fluyen hacia el Sur, hacia el Golfo. Una vasta distancia atravesaron desde su nacimiento y, entonces, el veneno que arrastraban con ellos empezó a endurecerse como lo hace la escoria que corre por una superficie, hasta que se congelaron y se convirtieron en hielo. Allí los ríos crecieron en silencio y dejaron de moverse, y los gigantescos bloques de hielo permanecieron juntos.
El vapor se elevó del hielo envenenado y se congeló en forma de escarcha; capa tras capa se fueron amontonando en formas fantásticas una sobre otras. Esa parte del golfo que se extiende hacia el Norte era la región del horror y de la lucha. Fuertes masas de vapor negro rodearon el hielo, y dentro estaban chirriantes torbellinos que nunca cesaban, y bancos
de huidiza niebla. Pero hacia el Sur Muspelheim brillaba con radiación intensa, y mandaba bellas llamas y chispas de fuego brillante. El espacio que había en medio de la región de las tempestades y de la oscuridad y de la región del calor y de la luz era un crepúsculo pacífico, sereno y tranquilo como el aire sin viento. Ahora, cuando las chispas de Muspelheim cayeron a través del vapor congelado, y el calor llegó hasta allí por el poder del Padre, las gotas de las mezclas empezaron a caer del cielo.
Y fue allí y entonces cuando la vida comenzó a existir. Las gotas se hicieron más rápidas y una masa informe
tomó forma humana. Así vino a existir el grande y pesado gigante de arcilla que se llamó Ymer. Tosco y desgarbado era Ymer y cuando se estiró y comenzó a moverse fue torturado por los dolores producidos por un hambre feroz. Así que salió ansioso en busca de comida, pero no había sustancia de la que él pudiera comer. Los torbellinos le pasaban por encima y las oscuras nieblas le rodeaban como un sudario. Más gotas cayeron de los lóbregos vapores, y luego se formó una vaca gigante que se llamó Audhumala, "la vacía oscuridad". Ymer la contempló permaneciendo allí en la oscuridad junto a los bloques de hielo y avanzó débilmente hacia ella. Maravillándose, descubrió que de sus ubres salían cuatro regueros blancos de leche, y con ansia bebió y bebió hasta que se llenó con las semillas de la vida y se vio satisfecho.
Entonces una gran pesadez se vino sobre Ymer y se tumbó, cayendo en un profundo sueño libre de pesadillas. El calor y la fuerza
le poseyeron, y el sudor se concentró en el sobaco de su brazo izquierdo del cual, por el poder del Padre, se formó un hijo llamado Mimer y una hija llamada Bestla. De Mimer descendieron los dioses Vana. Bajo los pies de Ymer salió un hijo monstruoso de seis cabezas, que fue el antecesor de los gigantes malignos del hielo, el temido Hrimthusar. Entonces Ymer despertó. En cuanto a Audhumala, la gran vaca, no tenía verdor del que alimentarse y permaneciendo en el borde de la oscuridad encontró sustento chupando constantemente los enormes cantos rodados que tenían incrustados sal y escarcha. Durante el espacio de un día se alimentó de esa manera, hasta que apareció el pelo de una gran cabeza. Al segundo día la vaca volvió a los cantos rodados y, antes de que hubiera dejado de chupar, una cabeza humana quedó al descubierto. Al tercer día una noble forma saltó. Estada dotada de gran belleza y era ligera y poderosa. Recibió el nombre de Bure, y fue el primero de los dioses Asa.
Con el tiempo surgieron más seres gigantes, nobles y malvados dioses. Mimer, que es Mente y Memoria
, tuvo hijas, cuyo jefe fue Urd, la diosa de la fortuna y la reina de la vida y de la muerte. Bure tuvo un hijo llamado Bor, que tomó por esposa a Bestla, la hermana del prudente Mimer. Tres hijos nacieron de ellos: el primero se llamó Odin (espíritu), el segundo Ve, cuyo otro nombre es Honer, y el tercero Vile, también conocido como Lodur y Loke. Odin se convirtió en el principal jefe de los dioses Asa, y Honer fue jefe de los Vans. Ymer y su maligno hijo desataron su ira y enemistad contra la familia de los dioses y pronto estalló la guerra entre ellos. En ninguno de los lados hubo una pronta victoria, y fieros conflicto se libraron durante largos años antes de que la Tierra se formara. Pero, al fin, los hijos de Bor vencieron sobre los enemigos y les hicieron retroceder.
Con el tiempo se sucedieron grandes asesinatos, que disminuyeron el ejército de los gigantes malignos hasta que solamente quedo uno. Fue entonces cuando los dioses consiguieron su triunfo. Ymer cayó al suelo y los victoriosos saltaron sobre él y le reventaron las latientes venas de su cuello. Un gran diluvio de sangre
salió de allí y toda la raza de los gigantes se ahogó excepto Bergelmer, el anciano de la montaña, que con su muerte se refugió en los bosques del gran molino del mundo. De éstos descienden los Jotuns, que por siempre guardaron enemistad contra los dioses. El gran molino del mundo de los dioses estaba al cuidado de Mundilfore. Nueve doncellas gigantes lo movían con gran violencia, y el rechinar de las piedras hacía un clamor tan temible que no se podían oír ni las más altas tempestades. El gran remolino es más grande que el mundo entero, porque de él se hizo el gran molde de la Tierra.
Cuando Ymer murió los dioses se reunieron en consejo y se dispusieron a dar forma al mundo. Colocaron el cuerpo del gigante de arcilla sobre el molino y las doncellas lo ataron a él. Las piedras estaban manchadas de sangre
, y la carne oscura salió como molde. Así se formó la Tierra y los dioses le dieron forma a su antojo. De los huesos de Ymer se formaron las rocas y las montañas; sus dientes y mandíbula se dividieron en dos, y cuando iban girando alrededor las doncellas del gigante tiraron los fragmentos aquí y allí, y éstas formaron las piedras y los cantos rodados. La sangre helada del gigante se convirtió en las aguas del vasto mar. Pero las doncellas del gigante no cesaron su labor cuando el cuerpo de Ymer estaba completamente machacado y la Tierra estaba formada y puesta en orden por los dioses. Cuerpos de gigante tras gigante se fueron colocando en el molino, que está situado tras el suelo del océano, y los restos de la carne son la arena que siempre está lavada alrededor de las orillas del mundo.
Cuando las aguas son lamidas por el rotante ojo de la piedra del molino se forma un temeroso remolino y se producen los flujos y reflujos del mar cuando se dirige a Hvergelmer, "la rugiente caldera", en Nifelheim y es arrojado de nuevo hacia delante. Los mismos cielos están formados para tambalearse por el gran molino del mundo alrededor de Veraldar Nagli, "la punta del mundo", que es la estrella Polar. Después, cuando los dioses habían dado forma a la Tierra, colocaron la calavera de Ymer para que fuera al cielo. En cada uno de los cuatro puntos colocaron como centinelas a fuertes enanos del Este, Oeste, Norte y Sur. La calavera de Ymer descansa sobre su anchos hombros. Pero todavía el Sol
no conocía su casa ni la Luna su poder, y las estrellas no tenían lugar donde morar. Las estrellas son brillantes chispas de fuego colocadas desde el Muspelheim por el gran golfo y están fijadas en el cielo por los dioses para dar luz al mundo y brillo sobre el mar. A cada uno de estos copos de fuego errante se asignaron un orden y movimiento, de forma que cada uno tiene su lugar, tiempo y estación.
El Sol y la Luna también vieron sus cursos
regulados, porque son los mayores discos de fuego que salieron de Muspelheim, y para que los caminos de los cielos pudieran soportarlos los dioses hicieron que los herreros elfos, los hijos de Ivalde y los parientes de Sindre, construyeran carros de oro fino.


Mito Egipcio de la Creación


En el principio sólo existía un vasto océano llamado Nu. De este mar inmenso surgió una colina, y en la colina apareció el primer dios, Amón, quien sería identificado siglos más tarde con Ra.
El primer acto de Amón-Ra fue el de crear a los otros dioses. Al no tener pareja logró crear a estos seres por medio de la masturbación, para fertilizarse a sí mismo. Escupió entonces a Shu, el dios del aire, y luego a Tefnut, diosa con cabeza de leona y personificación la humedad. Estos gemelos fueron criados por Nu, el océano, y al crecer se unieron y concibieron a Gueb, dios de la tierra, y a Nut, diosa del cielo.
Había un gran amor entre Gueb y Nut, y de su unión surgió la fertilidad de la tierra, pero como estaban abrazados no había lugar entre ellos para que pudieran nacer las criaturas. Entonces, por orden de Amón-Ra, el padre de los dos, Shu, levantó el cuerpo de Nut, para que el aire estuviera entre la tierra y el suelo. De Nut y Gueb nacieron entonces los dioses Isis, Osiris, Neftis y Set.


Mito Africano de la creación


Hubo un tiempo en que el ser superior Mulukú, se propuso hacer brotar, de la tierra misma, a la primera pareja de la que todos descendemos. Mulukú, que dominaba el oficio de la siembra o, por mejor decir, era el sembrador por excelencia, hizo dos agujeros en el suelo. De uno surgió una mujer, del otro surgió un hombre. Ambos gozaban de la simpatía y el cariño de su hacedor y, por lo mismo, decidió enseñarles todo lo relativo a la tierra y su cultivo. Les proveyó, además, de herramientas para cavar y mullir el suelo y para cortar, o podar, árboles secos, y para clavar estacas. Puso en sus manos semillas de mijo para sembrar en la tierra y, en fin, les mostró la manera de vivir por sí mismos, sin dependencia alguna de cualesquiera otras criaturas.
Sin embargo, cuenta la leyenda que la primera pareja de nuestra especie desatendió todos los consejos que la deidad les había dado y que, por lo mismo, abandonaron las tierras, las cuales terminaron convirtiéndose en eriales y campos yermos. Y, así, la primera pareja consumó su desobediencia, con lo que su hacedor los trastocó en monos. El mito relata que Mulukú montó en cólera y arrancó la cola de los monos para ponérsela a la especie humana. Al propio tiempo ordenó a los monos que fueran humanos y a los humanos que fueran monos; depositó en éstos su confianza, mientras que se la retiraba a los humanos. Y dijo a los monos: "Sed humanos". Y a los humanos: "Sed monos"