11 febrero 2008

El Rey Arturo (Artús)


Héroe celta. Hijo del rey británico Uther Pendragon y de Igraine, esposa del duque Gorlois de Cornualles. Fue dado en crianza al mago Merlín, por haber sido concebido fuera del matrimonio.

Su padre, fue quien tuvo la idea de la mesa redonda donde pudieran reunirse ciento cincuenta caballeros viéndose las caras. Ésta fue encargada a Merlín, quién hizo una mesa "redonda como el mundo". El hábil mago ya había ideado para Uther Pendragon un baluarte mágico donde ubicar la famosa Mesa Redonda al rededor de la que podrían sentarse todos los caballeros.

Una de las tantas leyendas sobre el Rey Arturo cuenta que tras la muerte del Rey Pendragon, los caballeros de la Mesa Redonda decidieron que Merlín les indicara cómo reconocer al su futuro Monarca. El mago predijo que el sucesor de Uther sería aquel que pudiera sacar la espada mágica -llamada Excalibur-, clavada en una piedra que había aparecido misteriosamente en Londres.

Fuertes caballeros intentaron arrancarla, pero ninguno consiguió ni siquiera moverla.
Años después, Arturo asistía a su primer torneo en Londres. Uno de los competidores era un caballero del que el muchacho era escudero por orden de Merlín. Encontrándose sin espada, envió a Arturo a conseguir una. Sin saber el significado del acero clavado en la piedra, Arturo lo extrajo y se lo entregó al sorprendido caballero. Así se dio a conocer el sucesor de Uther Pendragon.

Con ayuda de Merlín el joven Rey pudo vencer a sus oponentes y pacificar Inglaterra. La magia marcó la vida de Arturo.
En una ocasión, cuando el apesadumbrado Rey vagaba sin rumbo por la orilla de un lago, vio con asombro primero una mano y luego un brazo que surgía de las aguas empuñando otra espada mágica: Excalibur -la que se había roto en otra ocación en la que la levantó sin motivo contra uno de los suyos-. La Dama del Lago, le entregó la famosa espada asegurándole que sería su más firme apoyo.
Otra vez con su espada en las manos y lleno de confianza, Arturo se convirtió en un rey muy querido por su pueblo. Venció a los anglosajones, ayudó al rey Leodegraunce de Escocia en sus guerras contra los irlandeses, e incluso llevó sus campañas hasta las puertas de Roma. Como recompensa por esa ayuda, el rey escocés le concedió la mano de su hija Ginebra.
Al principio Merlín se opuso a este enlace, ya que conocía el amor que sentía Ginebra por sir Lancelot, el más apuesto de todos los Caballeros de la Tabla Redonda. Sin embargo, más tarde dio sus bendiciones a esa unión. No obstante, la Reina y Lancelot se hicieron pronto amantes y cuando Arturo lo descubrió, Lancelot huyó a Bretaña.

El Rey persiguió a sir Lancelot y lo sitió en su fortaleza bretona. Mientras tanto, sir Modred -el sobrino de Arturo- sitió Camelot y obligó a Ginebra a casarse con él, haciendola creer que el Rey había muerto. Arturo volvió a Inglaterra, reunió a sus caballeros pare recuperar Camelot. Antes de la batalla, se acordó que el Rey y su sobrino se encontraran con sus respectivos ejércitos pare intentar la paz. Como no se fiaban el uno del otro, ordenaron a sus hombres iniciar el ataque si veían desenvainar una sola espada. Un caballero descuidado empuñó la suya para matar una serpiente, la terrible batalla comenzó y el resultado fue la pérdida de la caballería británica.

Solamente dos caballeros de Arturo sobrevivieron en el campo de batalla. El Rey -quien se encontraba malherido-, aunque victorioso, tuvo que ser transportado por estos caballeros. Sabiendo que su muerte llegaba, arrojó a Excalibur a un lago, donde fue rápidamente recogida por una mano y luego, desapareció. Sus últimas palabras fueron para decir que se iba a Avalon a curarse de sus heridas para regresar un día y guiar nuevamente a su pueblo.

Arturo descansa en paz en Avalon, custodiado por cuatro reinas hadas. Fata Morgana, tocada de negro, consulta su libro de artes mágicas para curar las heridas del "inmortal" Rey.

En la tumba de Arturo en Glastonbury se leen las palabras: "Aquí yace Arturo, el que Rey fue y el que Rey será".